Apuntes sobre los primeros años del Mercosur 1991-2007
Tratado de Roma de 1957. Nace lo que hoy se
conoce como Unión Europea. Saliendo de la posguerra, en plena Guerra fría, con
el poderío militar soviético presionando en sus fronteras y deseosos de
aumentar su capacidad negociadora frente a la super potencia amiga, los europeos
comprenden que ha llegado la etapa del continentalismo y que sólo en comunidad pueden
volver a tener peso en el concierto internacional.
América Latina percibe también la conveniencia de
aproximarse a sí misma. Poco después, el 18 de febrero de 1960 se firma en
Montevideo el Tratado que establece la ALALC, Asociación Latinoamericana de
Libre Comercio. Su objetivo: en doce años,
ampliado a veinte en 1969, se llegaría al libre comercio. El optimismo que dio nacimiento a la ALALC,
fue paulatinamente corroído por las complejas realidades políticas, económicas
y sociales del continente latinoamericano.
La ALALC, pierde poco a poco su impulso inicial y veinte años después los
países miembros deciden proceder a su revisión.
En consecuencia, el 12 de agosto de 1980 se
firmó el Tratado de Montevideo que constituye la Asociación Latinoamericana de
Integración – ALADI - nuevo intento de
renovar los bríos del proceso de integración regional. La ALADI introdujo una novedad muy positiva:
la creación de los Acuerdos de Alcance Parcial, que al reconocer las diferentes
realidades económicas al interior del continente, permitió muchos avances en la
multiplicación del comercio intra-zona.
Asimismo la ALADI ha tenido un papel clave, antes de cara al GATT y
ahora ante la OMC, pues preserva a la región de la extensión extrazona de la
cláusula de la nación más favorecida, garantizando asimismo la estructura jurídica
que brinda hasta hoy sustento a la integración regional y que continúa siendo
de suma utilidad a estos efectos.
La etapa ALALC-ALADI estuvo enmarcada por la
inestabilidad política del subcontinente y en muchos casos, especialmente en nuestra
subregión, por prolongadas dictaduras militares que lejos estaban de brindar un
marco adecuado para el avance del proceso de integración regional. Era evidentemente muy difícil que la
integración económica pudiera avanzar sin la vigencia de regímenes democráticos
en los principales países de América Latina.
Llegamos así a la Declaración de Iguazú: el 30
de noviembre de 1985, los Presidentes Alfonsín y Sarne y consagran el abandono
de la rivalidad y desconfianza como característica central de la relación
bilateral (ocasionalmente salpicada por intentos de acercamiento – Perón y
Frondizi con Vargas y Kubitscheck respectivamente), reemplazándola por la
cooperación y la integración como proyecto conjunto de Argentina y Brasil.
La eliminación de las hipótesis de conflicto fue
el cimiento a partir del cual se construye este proceso. Comienza una nueva etapa
en las relaciones bilaterales que tendrá un fuerte impacto positivo en toda América
Latina y, en especial, en el proceso de integración regional. En lo que va a
significar el comienzo de un verdadero cambio cultural para sus dirigencias y
sus pueblos, Argentina y Brasil deciden construir una alianza estratégica.
Nace así el Programa de Integración y
Cooperación Económica entre Argentina y Brasil a través del cual se instauraron
veinticuatro Protocolos que establecían mecanismos negociados de desgravación arancelaria. Los más relevantes fueron bienes de capital,
trigo, industria de la alimentación, empresas binacionales e industria
automotriz. Se llegó a firmar y aprobaren 1.988 un Tratado Bilateral de Integración
que incorporaba dichos acuerdos y que constituyó el antecedente inmediato del
Mercosur. Por primera vez, dos países envías
de desarrollo, limítrofes, pero con muy bajo comercio entre ellos, comenzaron a
pensar en expandir el intercambio y complementarse económicamente.
Este concepto de complementación económica fue
central al nacimiento de los Protocolos y luego al Tratado de Asunción que crea
el MERCOSUR. Se consideraba que
Argentina y Brasil tenían un aparato productivo que facilitaría dicha complementación. En la agricultura, Argentina tenía fuerte competitividad
en los productos de clima templado, mientras Brasil se destacaba en los cultivos
y ganadería tropicales; en la industria, Argentina tenía posibilidades de ser competitiva
en series cortas y mano de obra calificada intensiva y Brasil tenía una industria
poderosa en series largas y mano de obra barata. Había espacio para desarrollar
una complementación productiva inter-sectorial y también intra-sectorial,
especialmente industrial; la integración aparecía como una excelente oportunidad
no solo de expandir el comercio inter-regional, sino también de fortalecer los aparatos
productivos de ambos países de cara a la globalización que estaba comenzando.
La llegada al gobierno de los Presidentes Menem
y Collor introduce una nueva aceleración en el proceso de integración, principal
ente en la desgravación arancelaria. El
6 de Julio de 1990 se firma el “Acta de Buenos Aires”, que da inicio a las
negociaciones que culminarían poco después con la firma del Tratado de Asunción
el 26 de marzo de 1991 y la incorporación de Uruguay y Paraguay al camino iniciado
por Argentina y Brasil. En la Argentina,
el Congreso aprobó por unanimidad en el Senado y amplísima mayoría en Diputados,
el Tratado de Asunción que crea el Mercosur.
La alianza estratégica entre Argentina y Brasil,
eje del proceso de integración del MEROSUR, estaba destinada a ir más allá de
la economía y el comercio; las cuestiones nucleares, militares, culturales,
educativas científicas, tecnológicas y migratorias, iban a incorporarse paulatinamente
para darle una amplitud cada vez mayor al proceso de integración.
De todas ellas hay una que merece ser especialmente
destacada: la creación de la Agencia de Contabilidad y Control Nuclear, ABACC,
entre Argentina y Brasil en junio de 1991, llave maestra de la confianza reciproca
y mecanismo de transparencia sobre las actividades nucleares de ambos países.
Seguramente vista desde la realidad del 2016, la misma merece ser remozada y
reforzada para continuar garantizando dicho hilo de oro de la confianza mutua.
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